¿Y dónde está el policía?: el regreso del humor absurdo a Hollywood


No recuerdo la última vez que en Hollywood se atrevieron a producir una película tan descaradamente absurda. Sí, lo has leído bien: absurda. Y eso no es necesariamente algo negativo. Desde hace tiempo venimos atravesando una etapa en la que las comedias disparatadas, esas que no tienen miedo de romper con la lógica y la coherencia, parecían haber desaparecido. El simple hecho de tratar de encontrarle sentido a estas cintas ya es, en sí mismo, parte del chiste. Y al final, terminan siendo una apuesta segura cuando lo que buscamos es reír de manera libre.

El humor en el cine ha sufrido una notable decadencia. En los últimos años, se ha vuelto casi imposible crear películas cómicas sin que estas terminen siendo blanco de críticas en redes sociales, ya sea por la susceptibilidad de ciertos grupos o por la cultura de la cancelación que pesa sobre Hollywood. Esto ha llevado a que muchos productores prefieran no arriesgarse y optar por fórmulas más seguras, sacrificando la frescura y la irreverencia que antes caracterizaban al género.

¿Y dónde está el policía? se atreve a ir en la dirección contraria. Es una película que no busca ofender, aunque inevitablemente puede ser ofensiva. Lo cierto es que Liam Neeson sorprende con su capacidad para lo absurdo. Estamos acostumbrados a verlo en papeles cargados de tensión y seriedad, pero aquí nos ofrece una nueva faceta: más relajada, hilarante, pero sin abandonar del todo la acción que lo ha definido en películas anteriores. Aunque esas escenas de acción resulten tan irracionales como el resto de la trama, logran aportar dinamismo y nos permiten disfrutar de ese Neeson que tanto nos gusta, ahora en un personaje diferente a lo que conocemos.

Por otro lado, tenemos a Pamela Anderson quien aporta el contraste perfecto. Ver a dos figuras tan diferentes compartiendo pantalla es, de entrada, desconcertante, pero al final resulta ser uno de los mayores aciertos de la cinta. La química entre ambos es extraña, sí, pero funciona de una manera que potencia el tono disparatado de la historia. Lo que menos esperaba al comenzar esta película era verlos juntos, y sin embargo terminan siendo un dúo cómico peculiar pero efectivo.



Desde la primera escena, el espectador se siente atrapado en un bucle interminable: el cerebro intenta alejarse de tanta locura, pero al mismo tiempo no puede evitar tratar de darle sentido a lo que ocurre en pantalla. Esa lucha interna entre la lógica y la risa es, justamente, lo que hace que la experiencia sea tan entretenida.

En definitiva, ¿Y dónde está el policía? es una película que vino a recordarnos que lo absurdo también tiene un espacio en Hollywood. Quizá no pase a la historia como una obra maestra del cine, pero sí como un recordatorio de que reírse de lo incoherente, de lo exagerado y de lo ilógico sigue siendo un placer necesario en una industria que a veces se toma demasiado en serio a sí misma.

 


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