Nunca pensé que sería el último soltero de mi grupo de amigos. Pero tras años intentando encontrar el amor, he llegado a la conclusión de que quizá ya no exista para mí.
Eso hasta que, sin querer, contrato a Hallie Hart para que reforme mi casa y nuestra vieja historia me hace evocar recuerdos que he mantenido en secreto durante años.
A ver, hay algo que mis amigos no saben.
Esa conexión que perseguía desde que me mudé a Chicago, esa persona a la que algunos buscan durante toda la vida... Yo ya la había encontrado a los doce años.
Y, ahora, la única chica a la que he amado se muda a la casa de al lado. Otra vez.
Río de Lucas es, sin duda, uno de los personajes más emblemáticos y carismáticos de la serie Mile High. Desde el primer libro se ganó nuestro corazón, convirtiéndose en ese personaje secundario que todos queríamos conocer más a fondo. Durante mucho tiempo los fans esperamos con ansias su historia, y cuando finalmente llegó, debo admitir que en lo personal esperaba un poco más.
Si bien su libro está ambientado en el mismo universo y cuenta con la participación de los personajes que tanto amamos en papeles principales, sentí que le faltó la chispa de las primeras entregas. Los protagonistas anteriores, como Zanders o Ryan, brillaban con un carisma especial que atrapaba desde el inicio; en cambio, con Río me resultó todo más lento, incluso un poco tedioso en comparación. Como secundario tenía esa energía que lo hacía inolvidable, pero cuando llegó su turno protagónico, la historia terminó siendo una decepción para mí.
La lectura se me hizo eterna, con un ritmo demasiado lento que contrastó bastante con la agilidad de los primeros libros. Posiblemente este en particular no era para mí, a pesar de que soy fan de la serie y de que los anteriores me ayudaron incluso a salir de un bloqueo lector. Sé que hay muchas lectoras que lo disfrutaron, pero en mi caso sentí que a la trama le faltó fuerza y emoción.
La historia se centra en un romance del pasado, con un friends to lovers y un slow burn que busca transmitir el poder del amor verdadero: ese que demuestra que el pasado no importa, que el futuro aún está por escribirse y que basta un reencuentro inesperado para reavivar los sentimientos con más intensidad que antes.
Aun con mis reservas, rescato que Liz Tomforde mantiene una de las constantes más bonitas de la serie: la importancia de la familia, entendida no solo como la de lazos de sangre, sino también la que se elige. Nos recuerda que el amor verdadero no muere, no se rinde, no desmaya y que, al final, logra triunfar incluso ante las dificultades.
En conclusión, Volviendo a empezar es un libro que, aunque no logró conquistarme como esperaba, sigue aportando un mensaje valioso sobre el amor y la familia dentro de un universo que muchos lectores hemos aprendido a querer.
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